martes, 25 de octubre de 2016

Editorial de Esquizia No 0


Esquizia. 
Revista de psicoanálisis, filosofía y ciencias sociales
Año 1, No. 0, 2016
114 páginas

$170.00
San Luis Potosí, SLP
México.
















La mirada de otro ha sido siempre un tema inquietante, ya que a través de esta mirada el hombre mismo da cuenta de su propia imagen, y por ello no ha sido la misma a lo largo de los siglos: diferentes lecturas se han desplegado sobre el otro que en su mirada construye lo que no alcanza a develar la propia.
La mirada del otro funciona a manera de inquietante artefacto, ya desde la Edad Media, por ejemplo, el espejo, devolvedor de miradas, había ya alcanzado las pasiones populares de los hogares adinerados. El espejo es tomado con un artilugio donde el hombre veía el reflejo de la Naturaleza, obra de Dios, artefacto que induce a reflexionar en tanto un deber ser, la imagen imperfecta del otro lado, que hace derecho el lado izquierdo e izquierdo el lado derecho, muestra el ideal de la perfección y por tanto modelo de la moral y humanismo, así la mirada de otro se vuelve reflejo del pensante ser humano.
En el Renacimiento la filosofía de la mirada del otro que mira torna al hombre de pasivo en activo. El universo que ahora se piensa como infinito y no cerrado da la posibilidad de producir una conciencia reflectante, valiéndose de las ciencias de la visión; sin embargo dicha participación produce a su vez una actitud humanista donde la reflexión devolvía conciencia de sí, la mirada de otro da claridad y entusiasmo por ser visto ante los hombres de bien.
A estas alturas tenemos ya el eco de la palabra reflexión, la cual tiene dos acepciones: una consiste en reflejar y la otra dice reflexionar. No es una nimiedad mencionar esto en la antesala de esta naciente publicación, ya que esta no propone ningún reflejo pensante que motive un modelo de moralidad. Las articulaciones que se presentan no responden a tal lógica, a la proyección introyectiva en la que yo trasmito una proyección al prójimo, y este las recibe para encontrarse con la tranquilad de la semejanza yoica. El juego gentil de espejos se invierte en el de la Esquizia.
Un juego invertido en el cual la especulación no es de yo a yo, sino que lo virtual es lo que más allá, se cautiva en el engaño, el cual siempre se equivoca, no hay garante que asegure el tránsito de lo evidente que otro mira, esquizia es la mirada que sorprende y que escotomiza, que ciega inconscientemente aquello que se insiste en ver con toda claridad. Esquizia deja caer el sentido de los sentidos, y convoca la presencia que no veo que ve, atrapando al sujeto en una relación ominosa con el otro, relación que nada tiene de patológica, sino que este desconocimiento que el sujeto escribe en tanto el otro, es estructural.
Recoger las letras que presenta esta Esquizia, por tanto, es mirarse desde otro que muestra la anamorfosis de su espejo y provoca un efecto no de reconocimiento propio, sino por contrario, elabora un sujeto que se alcanza a delinear por una desconocida escritura del otro, y que en su engaño, tal sujeto, se prepara a dejar surgir el asalto de unas letras que construyen la novedad de un sujeto que se construye y se deconstruye en el intento de su constante reinvención.
Sirva este número cero para reflejarnos, para construirnos y deconstruirnos mediante el análisis serio, que en estos nueve textos que hoy ponemos a su consideración, buscan ir más allá del conocimiento que tradicionalmente se imparte en las aulas, y mediante un discurso serio, propósitivo y provocativo, quieren incidir en la teoría psicoanalítica para reflejarnos, reflexionar y ser agentes en la transformación de realidades.

Gracias por acompañarnos en esta primera travesía.

* El próximo viernes 28 a las 17.30 h. Se estará presentando en el marco del IV Coloquio de investigadores en psicoanálisis en la CDMX.

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